Mi caso es un poco especial, ya que nunca había realizado un trekking y por tanto mi experiencia en todo este mundo era nula. Siempre me ha gustado viajar (supongo como a la mayoría de gente que esta leyendo este escrito en este momento), conocer gente con prioridades en la vida muy distintas a las tuyas, disfrutar de los paisajes y la mezcla entre estos y la gente que vive en ellos...
No obstante mis últimas experiencias me habían dejado un gusto agridulce, ya que como a la mayor parte de la gente, los días que puedo dedicarle a un viaje son bastante limitados y no dan para mucho. Así que en un principio le dí prioridad a la cantidad de sitios que pudiera visitar en detrimento del tiempo que pudiera disfrutar de estos. Esto me llevo al extremo que en el anterior viaje antes de hacer este trekking me pasara la mayor parte del tiempo montado en un minibus (de 6 a 8 horas al día) y que las visitas fueran express!
Así pues, decidí probar de realizar un viaje con algo más de actividad física, con un grupo de gente más reducido y que me permitiera disfrutar con tiempo los lugares por donde pasara, aunque esto significara reducir la zona geográfica a visitar. Y que mejor manera que hacerlo a pie?
Y como no, Nepal es uno de los países más atractivos para realizar este tipo de viajes, con gente muy hospitalaria y generosa y con unos paisajes únicos. Decidí hacer el trekking al campo base de los Annapurnas (también conocido como el Santuario de los Annapurnas), aunque hay una gran variedad de trekkings que se pueden realizar. No obstante por los días que disponía y por no tener experiencia en este tipo de viajes me pareció el más apropiado. Y puedo decir que hasta el día de hoy es el viaje que recuerdo con más afecto. No solo porque todo el trekking es precioso y el campo base a 4.100 m esta formado por un circo majestuoso con 14 picos de más de 7.000 m de altura, sino porque el grupo no estaba formado solo por los 10 o 11 españoles que hacíamos el viaje sino también por un grupo igual de numeroso entre porteadores y serpas, con los que compartimos todo el viaje. Las caminatas podían durar una media de siete horas al día como mucho y siempre llegábamos al sitio donde íbamos a pasar la noche por la tarde con tiempo de sobra para relajarnos, disfrutar del paisaje bebiéndote una cerveza si te apetecía, pasear un poco y conocer más a fondo los porteadores y serpas que nos acompañaban. Llegamos a hacer un vinculo muy fuerte con todo el grupo, hasta el punto que cuando llego el momento de la despedida tanto ellos como nosotros no podíamos contener las lagrimas.
Ashok fue el guía de todo el grupo y nos reímos muchísimo con él! Tiene un sentido del humor fantástico, es un trozo de pan, es muy curioso y siempre quiere saber más... resulto ser un compañero de viaje estupendo. Aunque su aspecto físico no corresponde al típico serpa que podemos tener en la cabeza, en los momentos que tubo que hacer avanzadas para confirmar la reserva de algún lodge donde íbamos a dormir, te das cuenta que tu a su lado estas oxidadísimo! Se esforzó al máximo para que no nos faltara de nada en todo el viaje y la organización con los transportes y las reservas fue perfecta. Y que decir de la comida... aunque parezca mentira, en ningún otro lugar del mundo he comido tan bien como en ese trekking. Tal es así, que con toda la caminata aún volví con algún quilo de más!
Lo mejor de todo es que me lleve un buen amigo de ese trekking. Después de 2 años y medio del viaje, Ashok nunca ha dejado de escribirme periódicamente, lo cual siempre le he estado agradecido. Siempre he pensado que hay muchísimos sitios en el mundo a visitar como para repetir uno, pero ya hace un tiempo que quiero volver a Nepal, y realizar otro trekking con Ashok. Me encantará volver a verlo...
Solo me queda recomendar este pequeño país, es precioso, su gente es maravillosa y si lo podéis hacer al lado de Ashok os garantizo que lo vais a disfrutar mucho más!
Buen viaje!
Gerard
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